lunes, 15 de noviembre de 2010

Ya es tarde

Vuelo bajo, para perder
la perspectiva.

Intento, con mis guiños, complacer a un ángel.

Suplico por tus dedos, sin uña ya. En carne viva.

Cancelo las citas pendientes de ayer.

Amago una retirada sin éxito.

Salto en paracaídas de tu pelo a tu estómago.

Subo sigilosa la escalera de tu alma.

Desciendo trepidante el tobogán de tu brazo.

Escalo con prudencia tu espalda desnuda.

Desdigo lo nunca dicho.

Aplaco la furia que guardan mis ojos.

Escucho con la nariz el susurro de tu sangre.

Derramo, sin pudor, tu sudor quejumbroso.

Lastimo, sin querer, tus pecados recientes.

Condeno, sin esmero, mis palabras prohibidas,

mis placeres prohibidos, gorrión de hojalata.

Peco de ingenua siempre

y cuando muero
ya es tarde para empezar de nuevo

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